Hablamos luego, chao

Como explicarte lo que sentí si el sentimiento habla con emociones, lejos de las palabras, lejos de los discursos eruditos de enamorados poetas de papel. Como explicarlo sí está todo en el sentimiento de una caricia, en la dulzura de un beso, tal vez en una palabra, en un silencio, un gesto, una mirada o un adiós.

Recordaba aquella mañana que la conocí, solo la mire y nada mas, seguí mi día como cualquier otro, seguí mi semana como cualquier otra, la veía con frecuencia, parecía agradarme, pensé que era algo normal.

¿Normal? acaso podía llamar normal a lo que me sucedía, como podía ser capaz de negarme a mí mismo lo que me causaba una sonrisa de ella, una mirada o un saludo, al final sabía que era inevitable poder ocultar todo esto, así es que llegué a la conclusión de que lo mejor sería dejar de verla, aunque parecía que no lo iba a lograr, aunque no sabía lo que ella podía pensar de mi.

Ya no debía entrar más a ese pequeño espacio y tiempo que ella tenía, cerré los ojos por un instante y creí desaparecer, pero sus ojos siempre me encontraban y ya estaba parada frente a mí revoloteando mis emociones, eran segundos interminables de alegría real, de temor incontenible y sentimientos que antes no había experimentado. ¿Pero si ella lo notaba? ¿Que sucedería si ella lo notaba? siempre decidí acabar con esos pequeños instantes con un: -Hablamos luego, chao - y ya estaba eludiendo su presencia, mas cuando me encontraba fuera de su alcance sentía un vacío, como si me faltara un complemento para sentirme vivo y estaba queriendo otra vez estar cerca de ella.

Pase días sin verla, sin siquiera pronunciar su nombre.
¿Tenia que hacerlo? -Creo que si, ¿Valió la pena? -No lo se.

Ya no podía seguir así con esa soledad que me atrapaba, envolvía y se burlaba de mi; entendí que esa era su única manera de subsistir y eso era lo que mejor sabía hacer, atormentar a los que trataban de ocultar sus sentimientos intentando fingir que no existían; No aguanté mas e intenté verla a como fuera posible, usé los pretextos mas simples y comunes como otro inexperto enamorado mas para poder acercarme, no podía inventar otros, me di cuenta de que no era bueno para eso, pero parecían dar resultado, no entendía si daban resultado o ella colaboraba un poco.

Cuando me hablaba aprovechaba el momento para poder despegar y volar, tocar las nubes, deslizarme por las constelaciones, sentarme sobre una estrella y sentirme dueño de la luna que se reflejaba en sus ojos, unos segundos eran suficientes para que toda la semana mi estado de ánimo supere a mis malos momentos y esté por encima de mis miedos.

Esa poca colaboración se acabó pronto o en realidad no se si alguna vez lo hubo, ya no estaba seguro de lo que pasaba.

Talvez algún día le diga lo que siento yo por ella, talvez no, ya no se ni lo que digo, a veces desvarío mucho y tengo mucho temor a que no sea yo quien ella espera, hoy mi humor estuvo pésimo, creo que todo el tiempo estuve con la cabeza hacia abajo mirando las pistas, las veredas, también vi hormigas y pequeños insectos que ordenados trabajaban, pensé contarles mi problema, ¿Me entenderían? ¿Tendrán emociones? ¿Se enamoraran?, si las respuestas son afirmativas entonces me hubiera gustado mucho contárselos y compartir esto que me sucedía.

Cuando cae la lluvia, estoy mojado o veo personas cubrirse del agua me pregunto -¿sentirá frío?, siempre la tengo presente en lo que hago, cuando camino solo en busca de algún libro veo su rostro en aquellos artículos pidiéndome que la lleve a casa, es como si ellos supiesen que la veo y tratasen de aprovecharse de las circunstancias ¡Que ironía!

Al llegar a casa me gustaría acariciar sus sienes, recostar mi cabeza en su vientre y posar mis manos en sus hombros, decirle: -¡Te quiero mucho!, pero no tardo mucho en volver a la realidad y comprendo que solo compré un libro más, al que devoro en poco tiempo para luego salir en busca de ella otra vez.

No se cuanto tiempo seguiré pensando en ella, ahora estoy mas tranquilo, me siento bien y lejos de sentirme solo, puedo decir que le gane a la soledad y al temor inútil de sacar esas emociones que pensé ya no habitaban en mi, otra vez sonrío y vuelvo a creer en lo que puedo dar.